EL GEOPARQUE
EL GEOPARQUE
Territorio
El Geoparque Mundial UNESCO de la Cataluña Central está formado por 30 municipios del Bages, 5 municipios del Moianès (Moià, Calders, l’Estany, Monistrol de Calders y Santa Maria d’Oló), más el municipio de Collbató, en el Baix Llobregat. A grandes rasgos, la superficie del Geoparque es de unos 1300 km2 y cuenta con 196 000 habitantes.
La orografía es muy variada y viene condicionada en gran parte por la erosión diferencial. Sobre todo en el centro del Geoparque se pueden distinguir las superficies planas, más o menos extensas, correspondientes con las cuencas excavadas por los ríos que fluyen en el territorio (Llobregat y Cardener, el arroyo de la Gavarresa y el de Calders y sus principales afluentes), siendo la más importante el Pla de Bages. Las otras áreas del territorio están caracterizadas por el importante conjunto de tierras elevadas, que llegan fácilmente a más de 500 m. Estas pueden presentarse como planos suavemente inclinados, relieves tabulares poco deformados concentrados en la mitad meridional. En cambio, en la mitad septentrional, la deformación tectónica es la que domina, caracterizada por una sucesión de anticlinales con una tendencia suroeste noreste como la sierra de Castelltallat. El modelado más característico, sin embargo, es el de Montserrat, que es propio de los relieves más importantes del territorio, que son Sant Llorenç del Munt i l’Obac y Montserrat, donde se encuentra el punto más alto (St. Jeroni, 1236 m), situados en el sur. En el sector noreste está la meseta del Moianès con elevaciones de entre 600 y 700 m. Las cavidades, algunas muy importantes, están bien representadas en el Geoparque.
A pesar del crecimiento de la ocupación urbana del suelo en los últimos decenios, los paisajes del Geoparque conservan bastante bien su carácter tradicional y la urbanización (5 % del territorio) presenta aún una forma esencialmente compacta dentro de un espacio agrícola extensivo (19 %). El paisaje del territorio es eminentemente forestal, representando entre bosque, matorral y demás vegetación casi un 70 % de la superficie. Las zonas sin vegetación representan un 3 %.
El bioclima de buena parte del territorio se considera que es mediterráneo continental de baja altitud. En general, los veranos son largos y calurosos, las primaveras y otoños tienen lluvias irregulares y los inviernos son fríos y con heladas. La pluviometría anual oscila entre 400 y 800 l/m2. Al sur, la influencia marítima suaviza la oscilación térmica mientras que en la meseta del Moianès la elevada precipitación lo convierte en un clima submediterráneo. El establecimiento de poblaciones e industrias se ha concentrado históricamente sobre todo en las llanuras y junto a los cursos fluviales. El sector servicios y la industria representan un 90 % de la actividad económica, mientras que el sector primario, de momento, solo abarca un 2 %.
En particular, la tradición industrial comenzó a ser importante a mediados del siglo XIX, momento en que se instalaron numerosas fábricas textiles en las orillas de los ríos. Actualmente ya no están activas, pero ha quedado parte de su patrimonio industrial y una fuerte huella en el paisaje fluvial. Fue, sin embargo, a partir del desarrollo de la minería de potasa, desde la primera mitad del siglo XX, que el sector cobró una gran relevancia.
Foto lateral: Mura. | Òscar Rodbag | Portada: Castellbell i el Vilar | Gerard Franquesa
Historia
El Bages es patrimonio en su máxima expresión y en toda su extensión. Entre sus paisajes de contrastes y mil texturas sobresalen joyas arquitectónicas acumuladas durante más de mil años, desde pequeñas ermitas hasta barracas de piedra seca. Alrededor de sus ríos se concentra el legado de la revolución industrial; sobre sus colinas, los castillos y torres que nos recuerdan que esta fue una tierra de guerras y combates; en las llanuras y terrazas, permanecen viñedos y olivos que, aún hoy, nos obsequian con excelentes vinos y aceites con sabores singulares. Sobran las excusas para vivir, recorrer y saborear los 40 millones de años de historia del Geoparque.
La ocupación del territorio del Geoparque tiene una larga historia. Hay restos de neandertales en las Cuevas del Toll que confirman la presencia de homínidos durante el Paleolítico Medio, hace unos 50 000 años. A partir de ese momento se han documentado vestigios de pobladores humanos también durante el Paleolítico, por ejemplo, en las Cuevas de Montserrat. En el Neolítico ya empezaron a explotar el yacimiento salino de la Montaña de Sal de Cardona. Más tarde, los íberos se instalaron en poblados en Sallent (el Cogulló) y Manresa (colina de Puigcardener), entre otros. Los romanos continuaron la explotación de la sal e introdujeron cultivos tradicionales, como la vid. Un buen ejemplo de ello son los restos de la villa de Sant Amanç de Viladés en Rajadell o la torre del Breny en Castellgalí.
Entre los siglos VIII y IX, esta fue tierra de frontera. La época medieval es la que ha dejado un patrimonio histórico más relevante, extenso y rico. Por todo el territorio se alzan destacadas fortalezas y castillos como los de Cardona, Sallent, Súria, Talamanca, Rajadell, Aguilar de Segarra, etc., y también torres de defensa como la del núcleo de Coaner y la de Castellnou de Bages. Los núcleos antiguos de muchos pueblos constituyen importantes atractivos turísticos (Poble Vell de Súria, Mura, Santpedor, Manresa, etc.). Los edificios religiosos también son especialmente significativos; destacan la basílica gótica de Santa Maria de la Seu de Manresa, el monasterio de Sant Benet de Bages y especialmente el monasterio de la Virgen de Montserrat, todo un símbolo espiritual y de la identidad del territorio y de Cataluña. Algunos de estos edificios son auténticas joyas del románico, un patrimonio que en el Geoparque aparece representado de forma excepcional: destacan, entre otras, la singular iglesia de Sant Cugat del Racó y el magnífico monasterio de Santa Maria de l’Estany.
De la edad moderna destaca principalmente la Cueva de Sant Ignasi en Manresa, con la iglesia como gran exponente del arte barroco. La celebración del quinto centenario de Sant Ignasi de Loiola, en 2022, canaliza una importante oferta turística de la capital del Geoparque.
La edad contemporánea ha visto batallas y acontecimientos capitales en la historia de Cataluña. La industria textil se estableció con fuerza en el territorio y condicionó su devenir durante decenios hasta su decadencia en la década de 1960. Destaca el patrimonio legado por la familia Torres Amat, en Sallent. Fruto de esta industrialización, en el Geoparque encontramos fantásticos ejemplos de arquitectura modernista obra de arquitectos tan relevantes como Ignasi Mas i Morell y Josep Puig i Cadafalch en Santa Maria de Oló, e Ignasi Oms i Ponsa y Josep Firmat en Manresa. Desde 1912, además, el descubrimiento de la potasa en Súria significó el desarrollo de una potente industria minera que ha dejado una huella importante en el territorio.
La intensa historia humana del territorio hace del Geoparque un lugar con múltiples ferias y fiestas a lo largo del año, que son el reflejo de toda la tradición acumulada por sus habitantes durante milenios.
Más información:
Foto lateral: Costas de Vilafresca y Ca l’Estruch de Navàs. | Òscar Rodbag
Naturaleza
Los paisajes del Geoparque son un mosaico de contrastes y un auténtico paraíso para los amantes de la naturaleza. Desde los fértiles valles que dibujan los meandros de los ríos Llobregat y su afluente, el Cardener, hasta los abruptos picos de los parques naturales de Montserrat y de Sant Llorenç del Munt i l’Obac, la trama inalcanzable de caminos señalizados de esta zona estratégica invita incesantemente a recorrerla, sea a pie o en bicicleta. Algunos de los itinerarios más conocidos de Cataluña atraviesan el Geoparque entre frondosas extensiones de pinos y encinas: el Camino de Sant Jaume, el Camino Oliba, el Itinerario de los 3 Montes y el Camino Ignasià. Hace siglos que algunos caminos históricos, como los caminos de trashumancia, se abren paso siguiendo los ríos o atravesando los bosques, los pastos y los viñedos.
El paisaje es claramente forestal, alternándose con cultivos y áreas urbanas. Los bosques más extensos son de pino blanco, pino negral y pino rojo, especies favorecidas hace años para su explotación forestal en detrimento de otros tipos de bosques como robledales y encinares, aunque estos también están presentes. En los años 1980 y 1990, los incendios forestales quemaron grandes extensiones de pinos y favorecieron el crecimiento de matorral de romero. Además de los bosques y malezas, hay otras comunidades vegetales con vegetación particularmente diversa, como las arbustivas, prados y zonas húmedas. De estas últimas, las principales son los humedales de la Bòbila y de la Corbatera, que a su vez son espacios con una gran biodiversidad. En zonas donde afloran yesos y sales, se puede observar la vegetación adaptada a estas condiciones del suelo. Al margen de ríos y arroyos se pueden desarrollar importantes bosques de ribera donde predominan especies como el álamo, el fresno, el chopo, el sauce blanco y el aliso.
Los cultivos son principalmente de secano, con cereales como la avena, el trigo y la cebada, pero también almendros y, sobre todo, olivos. La viña también es un cultivo tradicional que introdujeron los romanos. En la segunda mitad del siglo XIX conoció su momento más álgido, en el que se ocuparon incluso las laderas de montañas para plantarla en bancales de piedra seca. La filoerxa frenó su expansión y progresivamente su cultivo entró en decadencia. En 1995 se creó la DO Pla de Bages que le ha dado un nuevo impulso.
La fauna también es diversa, aunque hay animales que se pueden encontrar en todo el territorio: mamíferos como el jabalí y el zorro. En las zonas abiertas y matorrales, son habituales el conejo, la perdiz, el ratón de campo y, en las sierras del este, también el topo. En los bosques también es representativa la ardilla. En las zonas montañosas de Montserrat y Sant Llorenç del Munt también se encuentra la garduña, la jineta y son característicos la cabra salvaje y el murciélago de cueva respectivamente. En los entornos rocosos también se encuentran aves rupícolas como el vencejo, el avión roquero y el treparriscos. Las aves rapaces más habituales son el halcón peregrino y el águila perdicera. Otras aves frecuentes son el ratonero, el búho real, el azor, el cuervo y la grajilla.
Las aguas no tienen mucha calidad y las poblaciones de peces son típicamente de carpa, barbo y pez gato. En algún torrente aún es posible encontrar el galápago leproso.
El Geoparque cuenta con un 15 % de superficie protegida que pertenece a los Parques Naturales de la Montaña de Montserrat y de Sant Llorenç del Munt i l’Obac, o bien a la Red Natura 2000, PEIN, Humedales, etc. Además, los principales elementos de interés geológico forman parte del Inventario de Espacios de Interés Geológico de Cataluña elaborado por la Generalitat de Cataluña.
Más información:
Foto lateral: el Montcau visto desde el camino de Navarcles a Sant Fruitós de Bages. | Gerard Franquesa