PATRIMONIO GEOLÓGICO Y MINERO

PATRIMONIO GEOLÓGICO Y MINERO

El territorio del Geoparque es tierra habitada por la especie humana al menos desde el Paleolítico Medio, hace más de 50 000 años. Encontramos restos de la presencia de nuestros antepasados en diferentes lugares como las Cuevas del Toll (Moià), las Cuevas de Montserrat (Collbató), Cardona, Callús, Manresa, Castellfollit del Boix y muchos otros lugares. A menudo, esta ocupación tenía como objetivo aprovechar los recursos naturales que ofrecía la tierra, así como también los geológicos. Así pues las cuevas eran excelentes refugios, y con la misma roca se construían los dólmenes y, más adelante, las casas y castillos. La explotación de minerales como la sal gema y la silvita, y de rocas como la arcilla, la caliza, el carbón y el gres (piedra arenisca) ha contribuido a construir nuestra historia hasta la actualidad. Esta presencia continuada en el territorio ha dotado esta zona con un magnífico patrimonio minero, histórico, cultural y tradicional que completa la rica y fuerte personalidad del territorio.

Ahora bien, la historia de la mayoría de las rocas que forman el paisaje y que vieron a esos primeros humanos se remonta a una época mucho más lejana en la historia de la Tierra. En aquella época, hace entre 41 y 37 millones de años aproximadamente (durante el Eoceno), gran parte de lo que ahora conocemos como Cataluña Central era un mar. El Mediterráneo no existía como tal, sino que era tierra firme que se extendía hasta más allá de las actuales islas Baleares. Por el contrario, en la dirección opuesta, este mar se alargaba por el noreste de la Península Ibérica, y conectaba con el Atlántico. De aquellos relieves, bajaban ríos que depositaban los guijarros, la arena y el barro que transportaban en deltas. Las partes más visibles de aquellos deltas precisamente son la montaña de Montserrat y el macizo de St. Llorenç del Munt i l’Obac, que serían la parte de la desembocadura. Hacia Manresa, pasando por Castellgalí, Monistrol de Montserrat, Marganell… o Mura, el Pont de Vilomara i Rocafort, etc. encontramos el resto de sedimentos de aquellos deltas que quedaban ya cada vez más hacia mar adentro.

Evolución paleogeográfica de la parte oriental de la Cuenca del Ebro durante el Paleógeno (A, B y C), en comparación con la actualidad (D), realizada a partir de fuentes diversas. Autor: Oriol Oms, a: Oms, O., López-Blanco, M., Vilaplana, M.(2016). Introducción a la geología de la Cataluña Central. Excursiones geológicas por la Cataluña Central. En Oms, O., Climent, F., González, M. (Eds). Institut Cartogràfic i Geològic de Catalunya. Monografies tècniques, 6: 17 – 65.

Este mar quedó aislado del Atlántico hace 36 millones de años por efecto del levantamiento de las cordilleras que lo rodeaban, como los Pirineos, y se fue restringiendo, formando un gran lago salado, hasta prácticamente evaporarse. Dejaba atrás gran cantidad de sedimentos depositados en diferentes ambientes marinos como son los deltas (una parte de ellos, las actuales Montserrat y Sant Llorenç del Munt, también llegando a Manresa), los arrecifes (en las zonas de Navarcles, Calders, Moià…), los fondos marinos (calizas y margas azul-grisáceas en Castellgalí, Castellbell i el Vilar, Sant Vicenç de Castellet, etc.), y las zonas costeras (con ejemplos en Artés, El Pont de Vilomara i Rocafort, El Pont de Cabrianes…). Como culminación de su etapa final, en su proceso de evaporación, el mar dejó tizas (p. ej. en Artés) e importantes cantidades de sales (potasa, halita, carnalita) que se han explotado sobre todo en Cardona, Súria, Sallent y Balsareny, y que todavía son bastante abundantes en el subsuelo del Geoparque. Al desaparecer, ríos y lagos ocuparon su lugar y se convirtieron en la mayoría de rocas rojizas que vemos en el paisaje.

En los últimos 10 millones de años, aproximadamente, los ríos que hasta entonces fluían en dirección a aquel antiguo mar (de Montserrat a Manresa, para poder visualizarlo), cambian la dirección y son capturados por un Mediterráneo que ya ocupaba el lugar que ocupa actualmente, configurando la nueva red fluvial actual. Así pues, fruto de estos últimos millones de años, la erosión de todas estas rocas por parte de ríos como el Llobregat y el Cardener ha modelado el relieve (montañas, llanuras, cuevas, etc.) en un proceso continuo aún activo que define el paisaje característico del Geoparque.

¿Quieres saber más? La mejor manera de conocer esta fantástica geología es visitar el Geoparque y recorrer toda esta apasionante historia. ¡Visita el Geoparque!

En los siguientes enlaces puedes encontrar más información sobre la geología y la historia geológica del Geoparque:

En el Geoparque, la inmensa mayoría de las rocas son de tipo sedimentario. Solo hay rocas metamórficas (pizarras, milonita, etc.) en el extremo sur del territorio, y son, además, las más antiguas, de edad paleozoica. El resto son fruto de la sedimentación que hubo durante el Eoceno y el Oligoceno en un contexto marino que pasó transicionalmente a uno continental en un intervalo muy corto de tiempo hace 36 millones de años.

En el Geoparque hay rocas sedimentarias de diferentes tipos: las detríticas (conglomerados y brechas, greses y lutitas), las carbonáticas (calizas) y las evaporíticas (básicamente yeso, sal y silvita). En el territorio también tienen protagonismo sedimentos no consolidados que forman parte del material erosionado durante las épocas geológicas más recientes y que esencialmente se corresponden a gravas de las terrazas fluviales y coluviones de las laderas.

Geológicamente hablando, el Geoparque Mundial de la UNESCO de la Cataluña Central está situado en el sector este de la denominada Cuenca del Ebro. Las principales rocas son de origen sedimentario y con edades comprendidas entre el Eoceno y el Oligoceno inferior. Las más antiguas se formaron en ambientes marinos (calizas fosilíferas y arrecifales, margas, etc.), después, y a medida que el mar se iba secando, se formaron sedimentos evaporíticos de sulfatos (yeso) y sales (halita, silvita, carnalita). Finalmente, a partir de hace unos 36 millones de años, por sedimentos en ríos y lagos. La evolución final de esta cuenca marina (llamada Cuenca potásica catalana) es uno de los mejores ejemplos a escala mundial y contiene, además, una de las zonas mineras de potasa más grandes de Europa. Además, el territorio cuenta con elementos singulares reconocidos internacionalmente como las Montañas de Montserrat y Sant Llorenç del Munt (como ejemplos de abanicos deltaicos) o elementos kársticos espectaculares como las Cuevas del Salitre (Collbató), Cueva de Mura y Cuevas del Toll (Moià), estas últimas con importantes restos prehistóricos y de fauna del Cuaternario. Otros elementos de gran importancia científica como son las manifestaciones meridionales de la tectónica pirenaica, una geomorfología muy representativa y característica e importantes restos fósiles de vertebrados en terrazas fluviales y en cuevas (elefantes, rinocerontes, hipopótamos, hienas, entre muchos otros), así como multitud de afloramientos de gran importancia didáctica y científica.

La minería de la sal se lleva desarrollando en el territorio desde la antigüedad. Las primeras evidencias de la explotación de la halita son del Neolítico en la Montaña de Sal de Cardona, que también aparece descrita en los escritos de Plinio el Viejo (s. I  n. e.) y citada por Aulus Geli (s. II n. e.) donde transcribe una frase de Cato que dice “una gran montaña de sal pura que crece a medida que se va extrayendo”. Conjuntamente a esta minería ha habido también la explotación tradicional de arcilla, caliza, yeso y carbón. Estos recursos naturales han propiciado una actividad minera a lo largo de muchos siglos que ha dejado un importante patrimonio.

La presencia humana continuada, fechada ya durante el Epipaleolítico, ha dotado a esta zona de un magnífico patrimonio histórico, cultural y tradicional que completa la rica y fuerte personalidad del territorio. Este carácter único de la Cataluña Central va ligado también a una geología y un paisaje que han evolucionado conjuntamente a lo largo de millones de años.

Un total de 74 espacios catalogados muestran la gran geodiversidad del territorio con puntos de primer orden y ejemplos en multitud de campos de la geología. Este inventario no debe entenderse como una lista cerrada y definitiva, sino que se revisa periódicamente, con modificaciones, altas y bajas. Diferentes actividades geoturísticas y formación a todos los niveles se realizan en estos espacios.

Historia Geológica

El territorio del Geoparque es tierra habitada por la especie humana al menos desde el Paleolítico Medio, hace más de 50 000 años. Encontramos restos de la presencia de nuestros antepasados en diferentes lugares como las Cuevas del Toll (Moià), las Cuevas de Montserrat (Collbató), Cardona, Callús, Manresa, Castellfollit del Boix y muchos otros lugares. A menudo, esta ocupación tenía como objetivo aprovechar los recursos naturales que ofrecía la tierra, así como también los geológicos. Así pues las cuevas eran excelentes refugios, y con la misma roca se construían los dólmenes y, más adelante, las casas y castillos. La explotación de minerales como la sal gema y la silvita, y de rocas como la arcilla, la caliza, el carbón y el gres (piedra arenisca) ha contribuido a construir nuestra historia hasta la actualidad. Esta presencia continuada en el territorio ha dotado esta zona con un magnífico patrimonio minero, histórico, cultural y tradicional que completa la rica y fuerte personalidad del territorio.

Ahora bien, la historia de la mayoría de las rocas que forman el paisaje y que vieron a esos primeros humanos se remonta a una época mucho más lejana en la historia de la Tierra. En aquella época, hace entre 41 y 37 millones de años aproximadamente (durante el Eoceno), gran parte de lo que ahora conocemos como Cataluña Central era un mar. El Mediterráneo no existía como tal, sino que era tierra firme que se extendía hasta más allá de las actuales islas Baleares. Por el contrario, en la dirección opuesta, este mar se alargaba por el noreste de la Península Ibérica, y conectaba con el Atlántico. De aquellos relieves, bajaban ríos que depositaban los guijarros, la arena y el barro que transportaban en deltas. Las partes más visibles de aquellos deltas precisamente son la montaña de Montserrat y el macizo de St. Llorenç del Munt i l’Obac, que serían la parte de la desembocadura. Hacia Manresa, pasando por Castellgalí, Monistrol de Montserrat, Marganell… o Mura, el Pont de Vilomara i Rocafort, etc. encontramos el resto de sedimentos de aquellos deltas que quedaban ya cada vez más hacia mar adentro.

Evolución paleogeográfica de la parte oriental de la Cuenca del Ebro durante el Paleógeno (A, B y C), en comparación con la actualidad (D), realizada a partir de fuentes diversas. Autor: Oriol Oms, a: Oms, O., López-Blanco, M., Vilaplana, M.(2016). Introducción a la geología de la Cataluña Central. Excursiones geológicas por la Cataluña Central. En Oms, O., Climent, F., González, M. (Eds). Institut Cartogràfic i Geològic de Catalunya. Monografies tècniques, 6: 17 – 65.

Este mar quedó aislado del Atlántico hace 36 millones de años por efecto del levantamiento de las cordilleras que lo rodeaban, como los Pirineos, y se fue restringiendo, formando un gran lago salado, hasta prácticamente evaporarse. Dejaba atrás gran cantidad de sedimentos depositados en diferentes ambientes marinos como son los deltas (una parte de ellos, las actuales Montserrat y Sant Llorenç del Munt, también llegando a Manresa), los arrecifes (en las zonas de Navarcles, Calders, Moià…), los fondos marinos (calizas y margas azul-grisáceas en Castellgalí, Castellbell i el Vilar, Sant Vicenç de Castellet, etc.), y las zonas costeras (con ejemplos en Artés, El Pont de Vilomara i Rocafort, El Pont de Cabrianes…). Como culminación de su etapa final, en su proceso de evaporación, el mar dejó tizas (p. ej. en Artés) e importantes cantidades de sales (potasa, halita, carnalita) que se han explotado sobre todo en Cardona, Súria, Sallent y Balsareny, y que todavía son bastante abundantes en el subsuelo del Geoparque. Al desaparecer, ríos y lagos ocuparon su lugar y se convirtieron en la mayoría de rocas rojizas que vemos en el paisaje.

En los últimos 10 millones de años, aproximadamente, los ríos que hasta entonces fluían en dirección a aquel antiguo mar (de Montserrat a Manresa, para poder visualizarlo), cambian la dirección y son capturados por un Mediterráneo que ya ocupaba el lugar que ocupa actualmente, configurando la nueva red fluvial actual. Así pues, fruto de estos últimos millones de años, la erosión de todas estas rocas por parte de ríos como el Llobregat y el Cardener ha modelado el relieve (montañas, llanuras, cuevas, etc.) en un proceso continuo aún activo que define el paisaje característico del Geoparque.

¿Quieres saber más? La mejor manera de conocer esta fantástica geología es visitar el Geoparque y recorrer toda esta apasionante historia. ¡Visita el Geoparque!

En los siguientes enlaces puedes encontrar más información sobre la geología y la historia geológica del Geoparque:

Las rocas del parque

En el Geoparque, la inmensa mayoría de las rocas son de tipo sedimentario. Solo hay rocas metamórficas (pizarras, milonita, etc.) en el extremo sur del territorio, y son, además, las más antiguas, de edad paleozoica. El resto son fruto de la sedimentación que hubo durante el Eoceno y el Oligoceno en un contexto marino que pasó transicionalmente a uno continental en un intervalo muy corto de tiempo hace 36 millones de años.

En el Geoparque hay rocas sedimentarias de diferentes tipos: las detríticas (conglomerados y brechas, greses y lutitas), las carbonáticas (calizas) y las evaporíticas (básicamente yeso, sal y silvita). En el territorio también tienen protagonismo sedimentos no consolidados que forman parte del material erosionado durante las épocas geológicas más recientes y que esencialmente se corresponden a gravas de las terrazas fluviales y coluviones de las laderas.

El patrimonio geológico y minero

Geológicamente hablando, el Geoparque Mundial de la UNESCO de la Cataluña Central está situado en el sector este de la denominada Cuenca del Ebro. Las principales rocas son de origen sedimentario y con edades comprendidas entre el Eoceno y el Oligoceno inferior. Las más antiguas se formaron en ambientes marinos (calizas fosilíferas y arrecifales, margas, etc.), después, y a medida que el mar se iba secando, se formaron sedimentos evaporíticos de sulfatos (yeso) y sales (halita, silvita, carnalita). Finalmente, a partir de hace unos 36 millones de años, por sedimentos en ríos y lagos. La evolución final de esta cuenca marina (llamada Cuenca potásica catalana) es uno de los mejores ejemplos a escala mundial y contiene, además, una de las zonas mineras de potasa más grandes de Europa. Además, el territorio cuenta con elementos singulares reconocidos internacionalmente como las Montañas de Montserrat y Sant Llorenç del Munt (como ejemplos de abanicos deltaicos) o elementos kársticos espectaculares como las Cuevas del Salitre (Collbató), Cueva de Mura y Cuevas del Toll (Moià), estas últimas con importantes restos prehistóricos y de fauna del Cuaternario. Otros elementos de gran importancia científica como son las manifestaciones meridionales de la tectónica pirenaica, una geomorfología muy representativa y característica e importantes restos fósiles de vertebrados en terrazas fluviales y en cuevas (elefantes, rinocerontes, hipopótamos, hienas, entre muchos otros), así como multitud de afloramientos de gran importancia didáctica y científica.

La minería de la sal se lleva desarrollando en el territorio desde la antigüedad. Las primeras evidencias de la explotación de la halita son del Neolítico en la Montaña de Sal de Cardona, que también aparece descrita en los escritos de Plinio el Viejo (s. I n. e.) y citada por Aulus Geli (s. II n. e.) donde transcribe una frase de Cato que dice “una gran montaña de sal pura que crece a medida que se va extrayendo”. Conjuntamente a esta minería ha habido también la explotación tradicional de arcilla, caliza, yeso y carbón. Estos recursos naturales han propiciado una actividad minera a lo largo de muchos siglos que ha dejado un importante patrimonio.

La presencia humana continuada, fechada ya durante el Epipaleolítico, ha dotado a esta zona de un magnífico patrimonio histórico, cultural y tradicional que completa la rica y fuerte personalidad del territorio. Este carácter único de la Cataluña Central va ligado también a una geología y un paisaje que han evolucionado conjuntamente a lo largo de millones de años.

Un total de 74 espacios catalogados muestran la gran geodiversidad del territorio con puntos de primer orden y ejemplos en multitud de campos de la geología. Este inventario no debe entenderse como una lista cerrada y definitiva, sino que se revisa periódicamente, con modificaciones, altas y bajas. Diferentes actividades geoturísticas y formación a todos los niveles se realizan en estos espacios.

Cuando visites el geoparque, respeta el patrimonio geológico, no dañes los afloramiento y recuerda que está prohibido recolectar fósiles.

Es el “conjunto de recursos naturales geológicos de valor científico, cultural y/o educativo, ya sean formaciones y estructuras geológicas, formas del terreno, minerales, rocas, fósiles, meteoritos, suelos y otras manifestaciones geológicas que permiten conocer, estudiar e interpretar: a) el origen y evolución de la Tierra, b) los procesos que la han modelado, c) los climas y paisajes del pasado y del presente, y d) el origen y evolución de la vida” (según la Ley 42/2007 de Patrimonio Natural y de la Biodiversidad). De acuerdo con esta definición, el patrimonio geológico puede servir de nexo entre la historia de la humanidad y la del planeta.

El término de geodiversidad es una abreviación de diversidad geológica, y se refiere a la diversidad de elementos que son el resultado de los procesos y eventos geológicos que han ocurrido a lo largo de la historia de la Tierra. De este modo, la geodiversidad, de acuerdo también con la Ley 42/2007 es la variedad de los elementos geológicos (incluidos rocas, minerales, fósiles, suelos, formas de relieve, estructuras, formaciones y unidades geológicas y paisajes) presentes en un territorio y que son el producto y registro de la evolución de la Tierra. La geodiversidad es una propiedad intrínseca y cuantificable del territorio; guarda relación con el patrimonio geológico, pero son conceptos diferentes. La geodiversidad se refiere a la variedad de elementos, mientras que el patrimonio geológico se refiere al valor de estos. De este modo, puede haber lugares poco diversos, pero con gran valor geológico, pero también puede pasar al revés. Si un lugar tiene mucha geodiversidad y esta geodiversidad tiene valor, entonces se considera como un patrimonio a gestionar para su conservación.

Portada: Costas de Vilafresca y Ca l’Estruch de Navàs | Òscar Rodbag